El día 28 de marzo de 1941, por la mañana, la escritora Virginia Woolf se deslizó en el río Ouse -Condado de Sussex- con un buen puñado de piedras en los bolsillos con el fin de no fallar en su nuevo intento de suicidio.Era un día frío y luminoso. Había dejado dos cartas, una para su hermana Vanessa Bell y otra para su marido Leonard Woolf, las dos personas más importantes de su vida.
"Querido:
Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.
V."
"Querido:
Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.
V."
Las universidades británicas la relegaron a un olvido "conveniente". Una sociedad cuyo puritanismo era proverbial, saliendo como se salía de aquellos férreos años victorianos, tenía que censurar un acto tan social y religiosamente incorrecto. Por ello, su marido, Leonard Wolf, viendo tan injusta marginación, vendió la mayoría de los manuscritos de su esposa a la New York Public Library, confiando en que estudiantes e investigadores pasaran por allí en el futuro y la colocaran en el lugar que literariamente le correspondía. Además, Leonard se movió también en otro sentido para paliar tamaña incongruencia: encargó a su sobrino Quentin Bell, hijo de la querida hermana de Virginia, Vanessa, una biografía de su tía, que resultó eficaz e inolvidable. Estas estrategias coincidieron con el resurgimiento feminista, por el que tanto había luchado Woolf durante su vida, y ayudaron a colocar a la escritora en la modernidad literaria que merecía, junto a su contemporáneo James Joyce.
Pero la vida de Virginia comenzó 59 años atrás, en Kensington, (Londres), en el seno de una familia de intelectuales. Tenía tres hermanos (Toby, Vanessa y Adrian), quienes, en sus juegos, llamaban a Virginia "la cabra", presumiblemente de una manera afectuosa. Ni su hermana ni ella asistieron a colegio alguno: estudiaban en casa por la mañana -pintura, griego, historia…- pero las tardes debían estar dedicadas a "ocupaciones femeninas" como lo eran el servir el té, ser amables con las visitas que frecuentaban su casa, de costumbres tan refinadamente burguesas. Por esta razón, y en cuanto a los estudios se refiere, las hijas fueron realmente "sacrificadas" a los varones como, por otra parte, era norma en la sociedad de ese tiempo. Sin embargo, tuvieron acceso al grupo de amigos que Toby, estudiante ya en el Trinity Collage de Cambridge, traería a casa.
Pero la madre muere cuando Virginia tiene 13 años,(a partir de este momento, la escritora empezó a sufrir estados anímicos depresivos que se hicieron crónicos, y que con frecuencia variaban del júbilo a la tristeza) y en 1904 desaparece también el padre, lo que fuerza a los hermanos a abandonar la casa de Hyde Park Gate, por ser gravosa, para trasladarse al 46 de Gordon Square, en el barrio de Bloomsbury, en donde Toby organizaría unas interesantes veladas a las que asistirían sus amigos Leonard Wolf, Clive Bell ( ambos casados posteriormente con las dos hermanas), Lytton Strachey, y a las que poco a poco se fueron incorporando personajes que luego fueron importantes, como el escritor E.M.Foster, el economista J.M. Keynes, los filósofos Bertrand Russell y Ludwing Wittgenstein, Duncan Grant, Roger Fry, Gerald Brennan, la pintora Dora Carrington etc.
Trajeron savia nueva al mundo de la cultura, y rompieron con los modelos encorsetados del S.XIX, especialmente en el ámbito de la literatura. Fue, y es, el conocido Grupo Bloomsbury, y tanto Vannesa como Virginia gozaron de esta oleada de libertad, que les permitió aprender, como los chicos, e incluso trabajar.
En aquellos momentos Virginia daba ya clases, hacía crítica literaria y comenzó a despuntar como escritora de extraordinaria imaginación, para adentrarse en los oscuros entresijos del alma humana, captar lo cambiante e inasible que tiene la conciencia, ese flujo - "Las olas"-, establecer una relación con el tiempo histórico y narrativo -"Orlando"-, o la evolución de un pensamiento feminista por el que luchó en varios flancos -"La señora Dalloway" o "Una habitación propia"- , su novela "El pozo de la soledad" de tema lésbico, tema que le atañía por su relación en un momento de su vida con su amiga Vita Sackville-West., fue censurada y duramente criticada.
Las personas más cercanas a ella, descubrirían que Virginia tenía que estar siempre escribiendo algo pero que, al mismo tiempo, "todas sus novelas eran una causa de ansiedad y depresión."
Revisando las fechas en las que se sucedieron algunos de sus colapsos nerviosos de mayor intensidad, se puede comprobar que las crisis de delirio en las que perdía casi por completo la conciencia de la realidad y del mundo exterior solían coincidir con los momentos en los que estaba terminando de escribir alguna de sus novelas. Pero no por ello iba a dejar de escribir sino que, al contrario, filtraba sus propias experiencias hasta convertirlas en literatura mediante las experiencias de sus personajes.
Tras superar sus accesos de locura, Virginia Woolf solía recordar gran parte de lo que le había ocurrido y, normalmente, lo primero que hacía cuando todo volvía a mostrar cierto equilibrio era empezar a trabajar en una nueva novela. "…Uno se acuerda de que estas telas de araña no las hilan en el aire criaturas incorpóreas, sino que son obra de seres humanos que sufren y están ligados a cosas groseramente materiales, como la salud, el dinero y las casas en que vivimos."
Su vida estuvo dedicada por completo a la literatura. Experimentó con nuevas formas que llegarían a englobar la auténtica realidad de la existencia. Virginia Woolf pretendía en sus obras desprenderse del mundo material y llegar a reflejar una realidad interna que no se ve pero que, indudablemente, existe.
Al final de sus días, Virginia se dedicó a trabajar en "Noche y Día", y empezó a escribir un diario en el que hacía anotaciones de todo aquello que la atormentaba o preocupaba, así como también reflejaba las impresiones que le dejaban los largos paseos que acostumbraba a hacer por las calles londinenses.
La depresión que constantemente la invadía, no la dejaba respirar con tranquilidad. Intentó el suicidio en varias ocasiones.A pesar de llevar una feliz existencia con su marido, Virginia Woolf decide terminar con su vida el 29 de marzo de 1941, llenando su abrigo con pesadas piedras, y lanzándose al río de Ouse.
La depresión que constantemente la invadía, no la dejaba respirar con tranquilidad. Intentó el suicidio en varias ocasiones.A pesar de llevar una feliz existencia con su marido, Virginia Woolf decide terminar con su vida el 29 de marzo de 1941, llenando su abrigo con pesadas piedras, y lanzándose al río de Ouse.
2 comentarios:
gran actuación de la Nicole kidmann en las horas
muchas personas creen que hay que vivir la vida loca para escribir o esatr en un estado patético de la mente como para escribir
pero estás mujeres
la dickinson y la Woolf
demuestran todo lo contrario
que todo está en la mente y el creacionismo huidobroniano
saludos ñe
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